En esta foto se puede ver el enterramiento de los caídos en Arruit. En ella un capellán castrense bendiciendo los restos. Fuera del recinto, se vislumbra el camión que los transportó hasta el improvisado cementerio en cajones, uno de los cuales aparece aun lleno de huesos junto a la fosa, que se encuentra parcialmente cubierta de cal. Al fondo y arriba el fuerte de Monte Arruit.
En el pleno celebrado el lunes 21 de noviembre, constituido por los siguiente señores: el alcalde, José María Conde Herce; y los concejales Manuel de Cárdenas Aguilar, Juan Carrera Flores, Francisco Pruna Miranda, Antonio Márquez Andrade, Juan Manuel Gallardo Lora, Antonio Díaz García, José Soto Duran, Martín Cantalejo Ramos, Teodomiro Aguilar López, Francisco Morillo Caro, José Fernández Lora, Eufemio Barcia Adalid, Francisco Medrano Vega. Se acordó lo siguiente:
«Deliberó largamente la Corporación sobre el particular y visto que la idea es caritativa y patriótica hasta lo sumo, por unanimidad acordó contribuir con la cantidad de 250 pesetas, con cargo al capitulo de imprevistos quedando autorizado el Alcalde para que ordene se libre la cantidad acordada».
En el carnaval de 1922, la estudiantina del Clarín cantaba una murga en forma de carta, Luis de “la Gamerita” era su autor:
Melilla, tres de enero,
de mil novecientos veintidós.
Querido amigo:
Un favor de ti espero,
que no digas lo que te escribo.
Hace tres días que me encuentro
en un hospital metido,
que defendiendo un convoy,
de un balazo caí herido.
Los soldados, a montones,
mueren cuando entramos en acción
y aunque tenemos cañones,
no hay vergüenza ni valor.
También en los campamentos,
pasamos hambre y fatiga,
y aunque pasemos tormentos,
nada a mis padres les digas.
No tenemos ropa ni comida,
la miseria nos come y nos mata;
nos llevamos toda nuestra vida,
defendiendo minas granujas y piratas.
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