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martes, 26 de febrero de 2008

BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA AÑO 1934


En el último Pleno Municipal de 1934, pidió la palabra el concejal José Hermógenes González Herce, al alcalde José Soto Durán, para decir:
—Para que la Banda Municipal se auto subvencione ella misma, yo propongo que la Banda dirigida por el maestro de música don Salvador Aparicio, empiece desde el segundo domingo de diciembre, hasta terminadas las fiestas de la Navidad, una serie de conciertos en los que ejecutará selectas partituras de clásicos.
Tenemos pensado que tenga lugar a las once de la mañana en el teatro Campoamor, siendo la entrada de pago y precisándose para dar comienzo el contar con un abono determinado que garantice los pequeños gastos que la organización de los mismos acarrea. Siendo así, ya no actuarían los domingos por la tarde en el paseo, ni los jueves.
Las localidades se despacharán a los precios siguientes:
Por concierto Por abono de 6 conciertos
Butacas patio 1,50 7,50 pesetas.
Butacas principal 1,00 5,00 pesetas.
Entrada general 0,50 5,00 pesetas.
Los beneficios líquidos serán distribuidos en la siguiente forma: 50 por ciento para los músicos y el 50 por 100 restantes se utilizara para enriquecer la Biblioteca de la Banda con la adquisición de nuevas partituras.

El teatro Campoamor estaba ubicado en lo que hoy es la Caja San Fernando (calle Mayor), antes se llamaba “Salón Andaluz” y era propietario Manolo Lora Santana, “Manolo el de la Mohína”, pero se lo vendió al dueño del cine de Marchena, que se llamaba “Cine teatro Campoamor”, de ahí el nombre. En el “Salón Andaluz”, actuó por primera vez Pepe Marchena, ganando un concurso de aficionado, siendo aun niño. “Manolo el de la Mohína” dejaba dormir en su casa al niño Pepe el de Marchena.



El concejal José León Gómez, pregunto si ya sabía las piezas que iban a instrumentalizar:
—Según me ha informado el director don Salvador Aparicio, serán ejecutadas las siguientes:
Autor Beethoven: Minueto de la octava Sinfonía, Scherzo y Adagio de la 14 sonata Egnon, obertura.
De Wagner: Hoja de álbum, capricho sinfónico. Encantos de Viernes Santo. Tannhäuser, fantasía. Lojegrin, marcha nupcial.
Mendelson: Ruy Blas, obertura.
Gounod: Philemon et Baucis, danza de los blacanes.
Mancinelli: Cleopatra, obertura.
Saint Sdëns: Danza macabra, poema sinfónico
Rossini: Barbero de Sevilla, obertura Guillermo Tell, id,
Haydn: Minueto de la Sinfonía militar.
Haendel: largo
Leoncavallo: Payasos.
Puccini: Madame Butterfly, fantasía.
Weber: Preciosa, obertura.
Massenet: Panurge, selección.
Panchielli: Las Gioconda, bailables.
Usandizaga: Mendy Merndiyan, las Golondrinas, fantasía, las Golondrinas, pantomima.
J.C. Arriga: Pastoral.
Julio Gómez: Cromos españoles.
Isaac Albeniz: Aragón.
Escobar: Andalucía, suitte sinfónica.
Granados: Goyescas, rondalla aragonesa.
Jiménez: La Torre del oro, preludio sinfónico”.

El concejal Francisco Márquez Caro, preguntó que cuanto ganaban los músicos.
A lo que el señor alcalde, José Soto Durán le contestó:
—Los de primera categoría, cobran treinta duros al mes y los de segunda categoría, veinte duros al mes. Y no se le puede pagar más porque si lo que le pagamos, pasa de quinientas pesetas, les tendríamos que pagar la seguridad social.

En el mismo pleno municipal, el concejal Fernando Lozano de la Hera, tomó la palabra para invitar a los vecinos de Fuentes a una conferencia:
—Continuando el ciclo de conferencias organizado por el partido Acción Popular de Fuentes, el próximo sábado, día 29 y a las nueve y media de la noche, ocupará la tribuna el secretario de este Excmo. Ayuntamiento don Luis Prieto Vega, quien desarrollará un tema de actualidad. Tendrá lugar, como de costumbre, en el domicilio social del partido, en la calle Las Flores, permitiendo el acceso al mismo a los afiliados republicanos, miembros de las agrupaciones socialistas, radicales y de la Casa del Pueblo.

Hay que recordar que el miércoles 10 de octubre de 1934, el gobernador sustituyo algunos ayuntamientos de la provincia de Sevilla, entre ellos el de Fuentes, por diez concejales Radicales y cuatro de Acción Popular
La banda de música, fue fundada con el apoyo del ayuntamiento de Fuentes siendo alcalde Manuel Cárdenas Aguilar “Cardenitas”, y Juan Alejandre Aguilar Galindo.


En el primer pleno municipal de 1935, el concejal José Hermógenes González Herce, ya terminado el orden del día, leyó lo siguiente:
— ¡Se ha equivocado Vd., maestro don Salvador Aparicio, se ha equivocado! Y no se ofenda por esta aseveración mía. Yo sé, además, que no se ofenderá. Porque cuando el error, aún siendo lamentable, es consecuencia de un propósito noblemente concebido y llevado al terreno de la práctica con alteza de miras, yo me atrevería a decir que merece aplauso; la causa que lo origine jamás podrá ligarse a la concepción sana del proyecto.
Yo recuerdo que una noche, la noche en que tuve la satisfacción de estrechar la mano que ahora mueve hábilmente la batuta, Vd. me hizo un raudo esbozo de sus proyectos de director de la Banda Municipal, y llegó a entusiasmarme aquel optimismo admirable que animaba a su charla amena. Confieso que después de nuestro primer saludo de despedida, abrigué una magnifica esperanza.
Imaginé para esta banda que Vd. dirige, un porvenir, que se me antoja no muy lejano, como de tiempos del Siglo de Oro. Y contemplé, en aquel momento de fantasía, a este grupo de trabajadores de la música, agradecidos por una protección, viendo lucir, junto al hierro puntiagudo del asta de su bandera, flamante y vanidosa, el codiciado trofeo de la victoria bien ganada en reñida contienda de los últimos conciertos de Navidad. Y escuché ensordecedores aplausos, que eran el más preciado galardón con que los fontaniegos premiaban el éxito de los conciertos de Navidad. Y lo vi a Vd., erguido, sonriente y satisfecho, marchando al compás de un pasodoble marcial, recoger con eufonía aquellos aplausos que representaban la coronación de una obra de artistas consagrados.
Más tarde, confié en que esto, que no había pasado de ser un capricho de mi imaginación, llegaría a plasmar en la realidad; y esperé deseoso de que el tiempo me concediese la razón. Mas no fue así. Yo también, maestro Aparicio, me he equivocado, en aquella decidida protección por mi soñada, que encerraba una perspectiva económica halagüeña. No ha dejado de ser una utopía estúpida. Y aquel loco entusiasmo de los fontaniegos amantes de lo bello, no me negara Vd que ha sido otra quimera; así nos lo dijo el vacío del Teatro Campoamor, durante el sexto concierto.
Ciertamente, es muy lamentable que estos conciertos, cuyo valor no tenemos que encarecer, hayan sido ejecutados ante un auditorio no más numeroso que de quince personas. Personas que aplaudían con entusiasmo al mismo tiempo que con pena.
Yo sé, querido maestro Aparicio, que ello no ha de mermar sus esfuerzos ni ha de entibiar sus ilusiones ardorosas. Y no dudo de que algún día aquello que yo soñé haya de convertirse en hechos que darán fe de la justicia que acompañaba a una noble aspiración.
Mientras tanto, le emplazo a que en las próximas fiestas de Fuentes, escuche las ovaciones calurosas que se tributen a las murgas carnavalescas.